Óleo de Colores
Cual espectador en sus alturas omniscientes
pinta el pintor en su pintura la alborada,
no del día sino del acto creador del ser humano,
divisando en la ciudad su esencia espiritual.
Tal universo, óleo excelso de colores,
plasmado en maraña de nubes, aves y edificios,
tiñe el horizonte del humano pensamiento,
en triste arco iris tricolor que rasga sus entrañas
en su vaivén ideológico perenne,
desvarío existencial sutil y leve.
Anhelante de una nueva era con sus cambios,
del esplendor del hombre en devenir,
grita con su mano en silentes alaridos
desde su paleta apastelada aquel pintor,
mas allá del concreto y sus parajes
por esa nueva gama de ideas y de color.
Y va escapando al mundo que avizora
de lo alto tímidos rayos luminosos,
para solo retornar transfigurado
cuando éste brille y luzca victorioso