de mis muchas mil palabras mal escritas,
de mis gritos…
de mis llantos,
de esas lágrimas nocturnas que no callo
y mis lamentos…
Me alimento del recuerdo,
de tus besos, de tus labios
de ese cuento…
del sosiego que es tenerte muy adentro,
como el alma,
como fuego en el mechero,
que ilumina mientras muere dando vida,
y en la vida vive pleno cual lucero…
Me alimento de la vida y de la risa,
de ese ciclo entre la aurora y el ocaso,
y no hago caso si otros ríen de mis risas,
de mis pasos, mis traspasos,
mis pedazos.
Es mi vida y loca vida,
en llantos, muchas risas y algún canto…
Me alimento del recuerdo,
de tus besos, de tus labios
de ese cuento…
aquel que cuentan
que contaba un cuenta cuentos.
Yo conté,
mas no conté que no contabas con mis cuentos…
Me alimento cada día,
cada noche de mis cuentos,
donde reinas entre estrellas y castillos,
donde duermes, dulce elfina,
en mis adentros.
Entre mil flores, entre aromas y colores,
entre ondinas, ninfas y nereidas,
sobre nubes tan celestes nacaradas,
tu levitas como el Hada de mis cuentos….